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Octofonía para una casa vacía (2018)

Si el sonido crea el espacio a la vez que lo significa en su tiempo, entonces podemos pensar el transitar en él como una interpretación casi musical en cada escucha. Las paredes, las habitaciones inhabitadas nos hablan de silencio y en este caso son estos lienzos blancos de moléculas de aire las que posibilitan una nueva interpretación de su mismo entorno a través de escuchar caminando las reberveraciones que persisten en cada reflexión sonora, cada choque de ondas y cada (re)sonancia dispuesta a ofrecer su color al sonido de todos los sonidos que se disponen para quien camina la casa. Este no lugar, hogar de tránsito también se vuelve instrumento y vibra momentaneamente para volver a ese pequeño silencio de hogar deshabitado, de soledad y posibilidad.